yo estuve allí, 12M

Este fin de semana se celebraba el aniversario del 15M. Un movimiento denostado por algunos hasta la saciedad durante los días previos. Algunos medios y muchos políticos lo han criticado, siempre desde la distancia. Criticado, e intentado diluir entre rumores y falsas noticias. Lo han clasificado de radical, de izquierda extrema, de movimiento manipulado por el PSOE... todo lo que se les ha ocurrido. Cuando ya no había más ideas para el desprestigio, apareció la siempre socorrida idea de utilizar el miedo para intentar minimizar la repercusión de los llamamientos que se habían hecho para estos días. Se pusieron horarios, se amenazó hasta la saciedad con cargas policiales, se incrementó el número de anti-disturbios hasta cifras descomunales...Pero todo esto ha quedado en nada. La gente ha salido a la calle a celebrar, a criticar, a gritar , en definitiva a dar su opinión sobre lo que nos ocurre.

No voy a vender el movimiento, ni a idealizarlo. No es perfecto, ni mucho menos. Entre las peticiones y reclamaciones del movimiento hay de todo, ideas que comparte casi todo el mundo hasta cosas que parecerían absurdas a la gran mayoría. Hay mucho descerebrado, cierto, pero como en cualquier colectivo, no conozco ninguno que no los tenga. Lo importante no es en realidad las peticiones que se hagan en si, que lo son y hay muchas muy interesantes. Lo importante es que un gran número de personas, cada vez más por mucho que haya quien lo niegue, sale a la calle a mostrar su descontento, a opinar sobre política y ha quejarse de la situación. Cuántas veces nos hemos quejado de que la gente se queda idiotizada frente a la tele o que no habla más que de fútbol o que su enfado se queda en quejas de oficina o de bar. Por primera vez en mucho tiempo la gente se moviliza, se pone de acuerdo (cosa francamente difícil en estos tiempos) para mostrar su indignación ante los abusos y la falta de respeto de los dirigentes por aquellos a quien gobiernan. De un tiempo a esta parte, la clase política se ha olvidado de la calle, se acuerda de la gente solo cada cuatro años. Es en periodo de elecciones cuando salen de sus cuevas a hacerse fotos con niños y abuelas, a prometer y vender todo lo vendible. Pero en cuanto se acaba la campaña, la gente se vuelve meros números, estadísticas en folios que se pasan de unos a otros sin darse cuenta de que detrás de cada uno de esos números hay una persona, una familia, un drama que seguramente nunca les toque ni remotamente. Ya se ocuparán ellos de enchufar o colocar a quien haga falta, moviendo sus hilos o pidiendo los favores necesarios.

Puedes estar a favor o en contra de las peticiones de este movimiento. No creo que haya nunca nadie que coincida en todo con otro. Pero lo que no debería criticarse nunca es que la gente de su opinión y se manifieste. Todo el mundo debería tener derecho a participar en las decisiones, en las opiniones y a mostrar su descontento en un momento dado.

Cualquiera que hable de esta gente despectivamente, o intentando clasificar a sus miembros de alguna manera, será seguramente porque no ha estado allí. Si se hubieran molestado mínimamente a escuchar o a acudir a alguno de los actos se habrían dado cuenta de que es tan variado como la misma sociedad. Tan pronto te encuentras con un padre con sus hijos, como a un abuelo que acompaña a sus nietos,  a un médico, a un abogado, a un okupa,..imposible clasificarles a no ser que se les tilde de PERSONAS.

No sé si todo esto servirá de algo o si se logrará alguna de las reivindicaciones que se están haciendo. Pero si que tengo una cosa clara, dentro de unos años yo podré decir orgulloso a mis hjos o a mis nietos que yo estuve allí, que lo viví en primera persona.


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